Sombras contra luz,
frente a frente,
como un duelo de antaño.
Poquito a poco,
muy lentamente,
se van aproximando,
se rozan.
Cada una percibe la otra,
con gran acogida.
Ya no hay miedo:
a ser diferentes,
a ser opuestas.
Ya no son rivales,
ya no se odian.
Ahora estrechan sus lazos:
comparten la docencia
del vivir.
Sombras comprenden
que solo son ríos,
con destino a diluirse
en un mar de luz.
Poquito a poco,
muy lentamente,
se dejan desnudar
de sus falsos velos.
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